El regional mexicano vive uno de sus momentos de mayor auge a nivel mundial. Con artistas llenando estadios, encabezando festivales y conquistando plataformas digitales, el género ha alcanzado una visibilidad sin precedentes. Sin embargo, este crecimiento se enfrenta a un reto que podría modificar radicalmente su ruta de expansión: las dificultades para obtener visas de trabajo en Estados Unidos y casos recientes de cancelaciones de presentaciones por temas migratorios.
Esta situación ha llevado a la industria a buscar nuevos horizontes. Dos destinos que han ganado protagonismo en los planes de internacionalización son Colombia y España. En el caso del país sudamericano, su papel como epicentro de la música latina, con una infraestructura sólida y un público diverso, lo convierte en una opción lógica para la expansión. España, aunque todavía en desarrollo para el género, representa una puerta hacia el mercado europeo que muchos artistas comienzan a explorar.
No obstante, en esta carrera por conquistar nuevos territorios, hay una región que destaca no por su potencial emergente, sino por su solidez histórica: Centroamérica. Países como Guatemala, El Salvador y Honduras han demostrado ser plazas constantes para el regional mexicano, con audiencias fieles y entusiastas que convierten cada concierto en un lleno total.
A diferencia de mercados que requieren campañas de posicionamiento, Centroamérica representa un terreno fértil ya consolidado. La relación cultural con México, forjada durante décadas, se refleja no solo en la preferencia por la música, sino en una identificación emocional profunda con sus letras, ritmos y artistas.
Además del vínculo afectivo, hay razones prácticas que hacen de esta región un objetivo estratégico. Su cercanía geográfica implica menores costos de traslado y producción, a la vez que su infraestructura para eventos masivos ha evolucionado significativamente. La apertura de los medios locales a promocionar estos espectáculos y la capacidad adquisitiva del público consolidan aún más su valor.
En un contexto donde las restricciones migratorias en EE.UU. podrían frenar la presencia del regional mexicano en uno de sus principales mercados, Centroamérica se posiciona como una alternativa inmediata, accesible y rentable.
Para muchos artistas, volver la mirada al sur no es solo una estrategia comercial, sino un reconocimiento al público que ha mantenido vivo al género por generaciones. La industria tiene ante sí la oportunidad de consolidar ese lazo con una región que no necesita descubrir la música mexicana… porque ya la considera parte de su identidad.