Fuerza Regida apareció este año en el Top 10 global de Spotify, un espacio dominado históricamente por el pop anglosajón, el hip-hop estadounidense y las superestrellas de rotación permanente. Su presencia en la lista marca una nueva fase de transición para la música regional mexicana, que desde hace cinco años amplió su territorio en Estados Unidos hasta convertirse en una referencia comercial y cultural no solo de la comunidad latina, sino del mundo.
Su ascenso no ha sido casualidad. La audiencia hispana en Estados Unidos, que alcanza casi 64 millones de personas según el último censo, consume música en español a una escala inimaginable, compitiendo ya con cualquier mercado europeo. Este ecosistema abrió espacio a géneros que antes permanecían en nichos: corridos tumbados, sad sierreño, norteño pop y trap latino.
Fuerza Regida ha sabido capitalizar esa demanda con un repertorio que se mueve con agilidad entre los algoritmos, las giras y las colaboraciones, hasta colocarse entre lo más escuchado del planeta. Estamos ante un proyecto de marketing agresivo y de alcances virales. La agrupación liderada por Jesús Ortíz Paz ha desbordado fronteras culturales, idiomas y géneros sin miramientos: igual incursiona en el trap en inglés que en el corrido; vuelve al sierreño, fusiona con folklore texano y ya experimenta con banjo y líricas existenciales. En puerta tiene incluso un remix con el reguetón mexicano, tras el impacto de “Cuando no era cantante” de Bogueto junto a Yung Beef, que llegó al número uno en México y al puesto 25 del top global.
La irrupción del regional mexicano también ocurre en un contexto político marcado por la retórica antimigrante de Donald Trump, que ha vuelto a ocupar un espacio central en el debate público estadounidense. Mientras el discurso se endurece, el consumo cultural latino se expande con fuerza. La contradicción es evidente: la presencia hispana se intenta contener desde la política, pero crece sin freno en la música, la televisión, los deportes y la vida cotidiana. La popularidad de Fuerza Regida funciona como un síntoma claro de ello: la identidad cultural se afianza incluso en tiempos de exclusión y discursos de odio.
La lista global de Spotify confirma que el regional mexicano dejó de ser un fenómeno periférico. La industria observa el movimiento con atención: hay inversión, giras en expansión y colaboraciones con artistas internacionales. El género, empujado por Fuerza Regida y otros proyectos que circulan en la misma escena, consolida su posición dentro del mercado estadounidense y ya forma parte de la conversación global del pop.
La entrada del grupo al Top 10 del mundo no es solo un dato de temporada. Es el registro de un momento histórico: la música regional mexicana ya forma parte de la corriente principal y su crecimiento, lejos de agotarse, apunta a una presencia estable tanto en plataformas como en el público masivo.














