Lo que debía ser una noche de música, fiesta y alegría terminó en tragedia. Julio Eusebio Labra, vocalista de la agrupación Conquistadores de la Sierra, fue asesinado el pasado 1 de junio mientras ofrecía un concierto en un bar del municipio de Emiliano Zapata, Morelos.
Según reportes de medios nacionales, varios sujetos armados abrieron fuego contra el cantante durante su presentación, provocándole la muerte al instante. Los asistentes, horrorizados, buscaron refugio o huyeron del lugar, que más tarde fue acordonado por las autoridades. Hasta el momento, no se ha informado sobre los responsables ni los motivos del ataque.
Julio Eusebio no era una figura mediática a nivel nacional, pero sí un ídolo local. Su voz potente, su entrega en el escenario y su amor por la música regional mexicana lo habían convertido en un artista muy querido dentro de su comunidad. Su grupo contaba con más de 40 videos en YouTube y una base de fans fieles que hoy lloran su pérdida.
“Ya no podrás cantarle a mi padre en el Día del Padre ni en su tumba, pero cántale en el cielo. Ya están juntos los dos”, escribió su cuñada en redes sociales, dejando ver el profundo dolor que su partida ha causado en su círculo más cercano.
Este trágico suceso vuelve a encender las alarmas sobre la creciente violencia que afecta al gremio musical, en especial al del regional mexicano. Julio Eusebio se suma a una dolorosa lista de artistas que han perdido la vida de forma violenta, dejando un vacío en los escenarios y en el corazón de sus seguidores.
Su legado musical y su voz seguirán resonando entre quienes alguna vez corearon sus canciones. Pero también queda una herida abierta: la de un arte que, en tiempos de violencia, se ve obligado a sobrevivir entre balas y silencios.